El semen es capaz de
controlar los genes y el comportamiento femenino, pues es algo más aparte
de esperma. En muchos animales, el fluido seminal puede alterar ambos cuerpos
y, en ocasiones, el comportamiento de las hembras. El semen humano también
puede desencadenar cambios en el útero y podría tener más efectos en la mujer.
“Todo consiste en maximizar las oportunidades de la
reproducción masculina”, dice Sarah Robertson, de la University of Adelaide en
Australia. Aunque los efectos son más
llamativos en las moscas de la fruta: su fluido seminal hace que las
hembras coman más, pongan más huevos y que sean menos receptivas ante otros
machos.
Un equipo liderado por Tracey Chapman de la University of
East Anglia en Norwich, UK, ha encontrado el químico que compone el semen de
las moscas macho. Ante la presencia de
rivales, los machos producen proteínas seminales. “Esto fue una verdadera sorpresa”, dice Chapman. “Es
una sofisticada respuesta ante una situación social y sexual”.
Presentaron algunas de sus averiguaciones la semana pasada
en la Society for Molecular Biology and Evolution conference de Viena, Austria,
incluyendo el descubrimiento de que esas proteínas actúan como un “maestro
regulador” de genes. Las hembras
expuestas a él muestran una gran cantidad de cambios en la expresión de los
genes.
Chapman cree que este tipo de señalización seminal está
extendido dentro del reino animal. El
semen de los humanos, de los cerdos y de los ratones afecta al tracto
reproductor femenino, pero la pregunta es si también puede producir
respuestas conductuales en mamíferos femeninos similares a las vistas en las
moscas de la fruta.
Hay pruebas de que el semen puede hacer de todo, desde hacer que una mujer duerma después
del sexo como reforzar el vínculo
emocional con su pareja. En 2002, un estudio basado en una encuesta
realizada a 300 estudiantes mostró que las mujeres cuyas parejas no utilizaban
condón decían tener menos depresiones.
El semen como arma contra la depresión
Si este efecto es real, la depresión podría ser tratable en
algunas personas mediante supositorios de semen artificial. Gordon Gallup, de
la State University of New York en Albany, quien se hizo cargo del estudio,
dice que un estudiante de doctorado había anunciado el descubrimiento en una
encuesta sobre 1000 mujeres, pero los resultados nunca llegaron a ser
publicados.
En las moscas, las proteínas seminales afectan directamente
al comportamiento porque entran en el
sistema circulatorio y viajan a través del cuerpo hasta llegar al cerebro.
“Rápidamente llegan a la mayor parte del cuerpo de la hembra”, dice Chapman.
Desde el punto de vista de la mujer, la señalización seminal
no suele ser nada siniestro. Según Chapman, es una forma muy eficiente de hacer que el cuerpo femenino esté preparado para
tener hijos lo más pronto posible.
"No está claro si los componentes del semen masculino entran
en el fluido sanguíneo, pero puede ser posible, especialmente las pequeñas
moléculas como las hormonas", dice Robertson. Ella ha demostrado que el fluido
seminal provoca expresiones en una gama de genes en el cuello del útero,
incluidos los que afectan al sistema inmunológico, la ovulación, la
receptividad del útero hacia un embrión y, en ocasiones, al propio crecimiento
del embrión.
En cuanto a la señalización seminal, piensa que es más
probable que sea indirecta, haciendo que el
semen cause la producción de moléculas en el cuello del útero que influyan en
el resto del cuerpo. Su equipo está estudiando el efecto de tres microRNAs
-fragmentos de RNA que afectan a genes-, liberados por el cuello del útero en
respuesta al semen.
Sea como sea el mecanismo, tanto Chapman como Robertson
dicen que es posible que el semen pueda
tener efectos en las mujeres más allá de su tracto reproductivo.
Este artículo se publicó en la revista New Scientist
Ha sido traducido y adaptado por EXOPOL
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