Steven Pete
puede poner su mano sobre una estufa o pisar un trozo de vidrio y no sentiría
nada. Todo esto debido a una singularidad de sus genes. Solo unas pocas docenas
de personas comparten la misma insensibilidad
congénita al dolor y las compañías farmacéuticas empiezan a interesarse en
esta rara mutación. Aunque el caso de Pete no sería el único, pues también
centran su atención en gente como Timothy Dreyer, de 25 años, cuyos huesos son tan densos que puede salir
ileso de accidentes que perfectamente acabarían con los huesos de una persona
normal. Esta condición ósea, conocida como esclerosteosis, solo está presente
en alrededor de una centena de casos en todo el mundo.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad
Los
superpoderes de ambos son generados por
unas desviaciones extremadamente infrecuentes en su ADN. Pero estos genes
son también la causa de grandes sufrimientos para sus portadores. Los padres de
Pete entendieron que algo iba mal cuando, siendo un bebé al que le estaban
saliendo los dientes, se mordió la lengua.
“Era como una bandera roja enorme”
nos dice Pete, ya con 34 años.
A los médicos les llevó meses el entender que el
bebé tenía una insensibilidad congénita al dolor causada por dos mutaciones
distintas, una procedente de cada progenitor. Individualmente,
las mutaciones son benignas, pero cuando se juntan resultan dañinas.
Dreyer, tenía
21 meses cuando sus padres se dieron cuenta de que sufría una parálisis facial.
Aunque en un principio los médicos no creyeron que fuera más que una parálisis,
los rayos-X revelaron que el niño tenía un cráneo excesivamente óseo, lo que
les llevó a diagnosticarle esclerosteosis. Nadie en la familia de Dreyer había
sufrido esta enfermedad, pero ambos padres portaban una mutación que se acabó
juntando en su hijo.
Dreyer y Pete
son “un regalo de la naturaleza” según Andreas Grauer, director de la
investigación de Amgen que pretende crear un medicamento que combata a la
osteoporosis. “Es nuestra obligación convertirlo en algo útil”.
Lo que es bueno para los pacientes es bueno para el negocio
El mercado de los analgésicos por
sí solo genera 18 billones de dólares al año. La industria a su vez está presionando para que se investiguen las
irregularidades genéticas. La Administración Estadounidense de Medicamentos
y Alimentos espera aprobar un tratamiento que reduciría los niveles de
colesterol en Julio del 2024 de Sanofi and Regeneron Pharmaceuticals basado en
una rara mutación genética de un profesor de aerobic que presenta unos niveles
asombrosamente bajos de colesterol. Amgen ha conseguido el mismo medicamento
basado en el mismo descubrimiento, y espera su aprobación en agosto.
Los
investigadores que estudian el surgimiento de estos casos son los que primero
se dan cuenta del verdadero potencial que tienen las mutaciones. En 2010,
Socrates Papapoulus, profesor de medicina de la Leiden University Medical
Center in the Netherlands, visitó una comunidad holandesa que destaca por tener
cráneos y unos huesos anormalmente grandes. En una reunión de la ciudad,
preguntó si alguno había tenido un accidente de coche y un señor levantó la
mano y contó:
- “Estaba cruzando la calle junto a mi hermano cuando apareció
un Mercedes y no tuve tiempo para
apartarme”,
- “¿Qué ocurrió?”
- “Debería haber visto el Mercedes”.
Amgen se dio
cuenta de que si los investigadores podían imitar
los efectos de esta mutación genética, podrían estimular el crecimiento de unos
huesos lo suficientemente fuertes para hacer frente a la osteoporosis. La
gente con esclerosteosis carece de una proteína que frena el crecimiento del
hueso. Sin esa proteína, los huesos crecen anormalmente gruesos. Por ello, los
investigadores han llegado a la conclusión de que un medicamento que pueda frenar
esa proteína en pacientes con osteoporosis permitiría de nuevo el crecimiento
de los huesos.
A diferencia de
los pacientes que sufren esclerosteosis, la gente como Pete que no puede sufrir
dolor no presenta ninguna característica
externa que permita su mejor reconocimiento. Xenon Pharmaceuticals, una
pequeña empresa de biotecnología canadiense, comenzó a estudiar hace más de una
década a familias que mostraban esa resistencia al dolor y rastrearon el gen
responsable, el cual regula un sendero en el cuerpo llamado “canal de iones de
sodio Nav 1.7”.
Este canal crearía una nueva clase de
analgésico. Las opciones presentes en el mercado actual son problemáticas,
pues los opiáceos tales como la morfina son adictivos, mientras que los
antiinflamatorios tales como el ibuprofeno no son efectivos con dolores severos
y son causa de problemas gastrointestinales, incluyendo el sangrado. Genentech
se encuentra ahora en el primer proyecto de pruebas clínicas, y pueden pasar
más de cinco años hasta conseguir un medicamento capaz de ser lanzado al
mercado.
Mientras ellos
pueden tener la cura en sus genes para las enfermedades del resto de la
humanidad, no existe ningún motivo beneficioso para encontrar tratamientos para
sus sufrimientos debido a la escasez de casos. La pierna izquierda de Pete está
permanentemente dañada desde hace años por diversas lesiones que no ha podido
sentir, y vive con la ansiedad constante de padecer una enfermedad grave como
apendicitis, cuyo mayor síntoma es el dolor. De todas formas, participa
regularmente en las investigaciones que se llevan a cabo, y dice que quiere
contribuir al desarrollo de mejores analgésicos.
Este artículo aparece en la revista New Scientist
Ha sido traducido y adaptado por EXOPOL
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