Cuando Adam
Feinberg intentó averiguar cómo
sintetizar tejido humano hace cuatro años, utilizó elementos muy
rudimentarios: una batidora, paquetes de gelatina del pasillo de horneados del
supermercado y una impresora 3D de 2000 dólares.
“No tenía
financiación externa cuando empecé, así que lo hicimos con lo más barato” dice
Feinberg, ingeniero biomédico que dirige un laboratorio en la Universidad
Carnegie Mellon en Pittsburg.
En un artículo
publicado en Science Advances,
Feinberg y sus compañeros describen con cuanta frecuencia refinaron la técnica
para imprimir réplicas estructurales del
tejido de las arterias, el cerebro y otros organismos de proteínas como
colágeno y fibrina. Mientras que las formas que creaban no funcionaban en
órganos con células vivas, sí podrían
actuar como un andamio en el que crecen los tejidos reales.
Los doctores ya
han utilizado impresoras 3D para atender a un niño que tenía la tráquea dañada,
crear una mandíbula de repuesto de titanio o sintetizar pequeños hígados para
probar posibles tratamientos farmacológicos. La posibilidad de crear órganos en
funcionamiento o listos para su implantación está todavía muy lejos, pero esta nueva investigación nos acerca más a
esa promesa futurista de los tejidos a medida para tratamientos médicos.
El avance
fundamental de Feinberg es el ingeniárselas para mantener esas estructuras
blandas creadas por una impresora 3D
MakerBot sin que se derrumben bajo su propio peso. A diferencia del plástico,
el colágeno, material utilizado en las impresoras 3D, no mantiene su forma
hasta ser sintetizado a no ser que tenga algún apoyo.
El equipo
investigador comenzó a pensar sobre cómo
los moldes de gelatina pueden suspender trozos de fruta en un gel azucarado.
Empezaron a investigar con gelatina, combinándola con una mezcla de finas
partículas. La mezcla soportaría la estructura construida capa por capa
permitiendo mientras que la boquilla de la impresora se moviera libremente. Cuando el objeto está impreso puede
sostenerse por sí mismo, y el gel que lo soporta puede derretirse en agua a
temperatura corporal.
“La relativa
simplicidad del proceso permitirá a otros construir sobre esta innovación”,
dijo Tommy Angelini, de la Universidad de Florida, cuyo laboratorio ha
publicado recientemente un método similar para ingeniería de tejidos complejos.
Él no estaba involucrado en la investigación de Feinberg. “Es un método muy
accesible y versátil”, dice Angelini. Crear tejidos que puedan ser implantados
en pacientes queda como un reto para el futuro. “Con el tiempo ocurrirá, pero
aun tiene que hacerse mucha ciencia”, dice Angelini.
En estos
momentos, le nuevo método basado en impresoras 3D puede permitir a los doctores testar tratamientos médicos en el
laboratorio a partir de réplicas de partes del cuerpo de los pacientes.
Mientras, las compañías farmacéuticas también pueden utilizarlas para probar
medicamentos de alto riesgo antes que ser usados en humanos.
“Ahora mismo
tenemos modelos animales, ratones y ratas, y ensayos médicos, y no mucho entre
ellos”, dice Feinberg. “Puedes potencialmente hacer básicamente una pieza
específica de cada parte del corazón”.
La
investigación de Feinberg ha sido apoyada por una beca del Instituto Nacional
de la Salud y por la Fundación Nacional de Ciencia. Pero la estrategia reducida
que comenzó con una impresora estándar y paquetes de gelatina del supermercado
sigue funcionando en el laboratorio. Aunque Carnegie Mellon se ha reservado la
patente, su equipo ha revelado información acerca de cómo modificar la
impresora MakerBot para manipular materiales biológicos bajo licencia. Además,
ha hecho una demostración en un colegio local usando chocolate en vez de
colágeno.
“Pensamos que
es mucho más fácil utilizar estar máquinas más baratas”, dice Feinberg.
“Podemos modificarlas de la forma en la que requiera el trabajo que queramos
realizar.”
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Y tu, ¿qué opinas? ¿Estarías dispuesto a empezar a imprimir partes del cuerpo a medida con una impresora 3D con todo lo que ello supondría? Déjanos un comentario con tu opinión, nos encanta saberla.
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