Tras más de 15
años de fuerte depresión, en 2010 Mike aceptó una oferta de su doctor:
someterse a un nuevo tratamiento basado
en un medicamento reservado para tratar la enfermedad de Crohn, afección
que se presenta cuando el sistema inmunitario ataca a su propio intestino
causando inflamación.
Este ensayo
forma parte del creciente número de estudios centrados en la idea de que la
respuesta inflamatoria de nuestro sistema inmunológico, que normalmente nos
ayuda, puede crear confusión en nuestro cerebro, estando implicada en diversos
trastornos que van desde la esquizofrenia hasta el Alzheimer.
“Está aumentando la conciencia de que la inflamación neuronal juega un papel en diversos trastornos psiquiátricos y neurodegenerativos” dice Claudia Buss, miembro del hospital universitario del Charite, de la Universidad de Berlín, Alemania
Todo esto tiene
una explicación centrada en la evolución humana, pues nuestros ancestros,
cuando se encontraban mal, simplemente descansaban hasta recuperarse. Pero esto
no vale en la sociedad moderna, pues enfermedades como la diabetes o la
obesidad están constantemente elevando los niveles de inflamación.
“El cerebro sigue operando con el antiguo manual de instrucciones” dice Charles Raison, de la Universidad de Arizona, “Recibe las señales y las percibe inmediatamente como una amenaza para su supervivencia. Así que si las señales siguen llegando, el cerebro sigue manteniendo esa sensación de empeoramiento”.
La relación
entre depresión e inflamación no es nueva. Se sabe que acerca de un tercio de
la gente que tiene depresión tiene también un alto nivel de moléculas
inflamatorias en la sangre. La mayoría de esa gente no responde a los
medicamentos convencionales contra la depresión.
Esta relación
es la que se analiza en el ensayo al que se presentó Mike, desarrollado por
Charles Raison. El medicamento utilizado es el infliximab, un poderoso
anti-inflamatorio ya utilizado para tratar la enfermedad de Crohn. Los pacientes
recibieron tres inyecciones intravenosas que podían ser tanto de este
medicamento como de placebo.
Al principio no
hubo diferencia entre ambos tratamientos, pero cuando se inyectó el medicamento
a los participantes con altos niveles de inflamación se empezaron a notar los
buenos efectos. Pero, por la otra parte, los pacientes con niveles de
inflamación bajos empeoraron.
Siguiendo
nuestra propia evolución como seres humanos, vemos que, entre otras cosas, han
cambiado los factores causantes del estrés, pero la respuesta que nuestro
cerebro crea ante ellos no, por lo que sigue apareciendo esta inflamación. Pero si todo el mundo está expuesto a estos factores de estrés todos los días, ¿por qué
solo causan depresión en una parte de nosotros?
Al igual que la
diabetes puede provocar niveles máximos de inflamación, existen otras causas
como la predisposición de los genes o la existencia de un suceso traumático
durante la niñez. Otra vez, la historia de Mike encaja en el perfil, pues
sufrió acoso de pequeño.
Muchos estudios
han reforzado la relación entre estilos de vida poco saludables y problemas
inflamatorios crónicos tales como la obesidad y la depresión.
La respuesta
inflamatoria juega también un papel en la muerte de células asociadas con
enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, pues las células inmunes del
cerebro pueden acabar con las neuronas. Para evitarlo, también se está
aplicando este tratamiento para tratar el Alzheimer utilizando un medicamento
destinado normalmente para la artritis reumática.
Pero esta
solución ofrece también algunas complicaciones: ¿existe el riesgo de que un
tratamiento prolongado que se basa en poderosos anti-inflamatorios pueda anular
el sistema inmune?
Las pruebas
concluyen que el medicamento es seguro y, además, hay indicios de que este
tratamiento pueda ayudar también a otros síntomas como la pérdida de memoria. En
los meses siguientes el doctor Holmes va a realizar un estudio que mida
directamente el efecto de este tratamiento en la inflamación del cerebro.
Si nos basamos en los estudios que está realizando el doctor Holmes, ¿podría pasarle esto mismo a los animales? Lo cierto es que si se encuentra una solución a la depresión, tanto la vida de los humanos como la de los animales podría mejorar de manera exponencial.
Este artículo fue publicado en la revista New Scientist.
Ha sido adaptado y traducido por Exopol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario