Tienes una nube
encima de ti, concretamente tu nube personal de microbios. Constantemente
generamos nubes de bacterias, incluso cuando estamos completamente inmóviles.
Según han publicado James Meadow y sus compañeros en PeerJ y luego en la Universidad de Oregón, sugiere que esta nube de bacterias puede ser capaz de
identificarnos al igual que lo hace una huella dactilar o una muestra de ADN.